viernes, 29 de junio de 2018

lunes, 16 de noviembre de 2009

DESCUBRIENDO LA LIBERTAD

Descubriendo la libertad

El acontecimiento político más importante en los últimos años del siglo XX ha sido el retorno de la filosofía clásica liberal, luego del estruendoso fracaso del socialismo, en sus variadas vertientes colectivistas, ya sean de izquierda o derecha.

L0a caída del Muro de Berlín en 1989 coincidía con la caída de la dictadura en nuestro país, quizás por ello no nos percatamos de lo que sucedía en el mundo.
Los viejos mitos de la sociedad planificada en base a órdenes, decretos y prohibiciones se habían derrumbado. En el Paraguay, sin embargo, ingresamos al siglo XXl con gobernantes que siguen seducidos, al igual que en el pasado, por la idea del intervencionismo, tan injusto como ineficiente. Los estatistas de izquierda y derecha que predominan en el país comparten el mismo odio hacia los derechos individuales. Deberíamos, por ello, explorar las sencillas y pacíficas ideas del libertarianismo que considera que todos tienen derecho a elegir cómo vivir su vida, respetando el igual derecho de los demás para de este modo vivir en paz con gobiernos limitados y mercados libres.

Siguiendo las enseñanzas de Porfirio Cristaldo Ayala, héroe de las ideas libertarias en el país, los paraguayos no estamos pudiendo alcanzar un mejor nivel de vida, lo que significa básicamente el aumento sostenido del ingreso per cápita, esto es, de los salarios e ingresos de usted señora, señor, debido al absoluto desconocimiento que se tiene acerca de los fundamentos de la libertad.

Poco se entiende en nuestro país acerca del valor que tiene la libertad en la sociedad. Se valora más a la democracia que a la misma libertad. Es común, por ejemplo, escuchar entre nuestros dirigentes que de nada vale la libertad y la misma democracia si no hay pan; que la libertad es algo que solo les conviene a los ricos.

De hecho, muchas veces los ricos no tienen un apego muy fuerte hacia la libertad porque el poder económico que tienen les permite disfrutar de sus beneficios y hasta pueden defenderse pagando por su seguridad personal. Sin embargo, los pobres sí que necesitan de la libertad. Una sociedad sin libertad implica que los poderosos harán lo que quieran con los que menos fortuna tienen.

La producción y el comercio libres son claves para el progreso. Son una oportunidad para los ricos y sobre todo para los pobres porque cuanto más y mejores bienes y servicios existan, los consumidores –la gente en general- estarán dispuestos a pagar a aquellos que les provean esos bienes y servicios que se necesitan. Las necesidades que se generan continuamente en la sociedad se convierten en una oportunidad para los innovadores y emprendedores, entre los que se encuentran generalmente gente que no necesariamente tiene un buen pasar, sino entre aquellos que por su espíritu de trabajo, iniciativa y riesgo desean mejorar su condición socio económica.
Pero este incentivo que tienen los individuos y las empresas solo puede darse en un ambiente de libertad.

En la mejor tradición judeo cristiana y del liberalismo clásico, la libertad que más importa es la individual, es decir, su libertad señora, señor. Y ¿cuándo se es libre? Cuando uno es dueño de sí mismo, cuando puede decidir sobre su vida sin la amenaza de los delincuentes o del mismo gobierno. Para tener esa libertad de elección nada mejor que la protección a la propiedad privada. Libertad y propiedad son lo mismo. Una persona que no puede disponer de los frutos de su trabajo, resultado de su talento y capacidad, se asemeja a un esclavo.
El uso de nuestra libertad no significa dañar a otros, eso seria libertinaje. La libertad de uno termina donde comienza la del otro.

De la libertad individual emergen las libertades políticas, económicas, de expresión y de prensa, que incentivan la justicia y la paz. Por el contrario, la intervención del gobierno en la producción, el comercio y la política promueve el soborno, el clientelismo político y la corrupción. Necesitamos descubrir la libertad.
Atte.
Victoriano Pavón